DESCRIPCIÓN
El valle es un municipio que se formó en 1972 con la unión de tres poblaciones. Melegís, Restábal y Saleres. Situado en el centro-sur de la comarca, su territorio está atravesado por los ríos Albuñuelas y Dúrcal. El núcleo principal es Restábal en el cual residen la mayoría de los servicios. El ayuntamiento está actualmente en Restábal.
Por sus características, son pueblos de tradición musulmana, como así lo demuestran los restos de Atalayas , el sistema agrario que existe de acequias y bancales y cuya estructura urbanística jalonada en calles estrechas, patios y callejones sin salida.
Estas poblaciones, situadas en la zona más baja del valle, tienen un microclima especial al estar resguardadas de los vientos fríos del norte y de los cálidos del sur, al mismo tiempo que las brisas benefactoras provenientes de Sierra Nevada, Albuñuelas y los Guájares, les proporcionan una suficiente aireación.
El clima, junto a la abundancia de agua hace que las tierras sean sumamente fértiles, predominando los productos hortícolas complementados con naranjos, limoneros y gran diversidad de frutales, que esmaltan la zona de un verde especial.
GASTRONOMÍA Y COMPRAS
Los productos estacionales marcan el ritmo de su cocina. Así el visitante puede disfrutar de algunos platos típicos elaborados con productos cinegéticos, matanzas y frutos de la zona. Sirva de ejemplo la sopa de almendras, sopa granadina, potaje de garbanzos, olla de habas, habas con jamón, chivo al ajillo, conejo a la labradora, espinacas o espárragos trigueros en caldo, ajoblanco.
Entre su rica repostería encontramos dulces de varios tipos como: Roscos de vino, roscos de naranja, magdalenas, bizcochos y tortas.
Se puede comprar piezas de caza a los mismos cazadores, aceite, pan artesano y de aceite.
POBLACIÓN Y ACTIVIDAD
Las gentes de El Valle son personas sencillas, abiertas y solidarias. La población presenta una pirámide cada vez más envejecida, y con un aumento de inmigrantes extranjeros. El Padrón Muncipal de habitantes de 2008, cifra la población de El Valle en 1163 habitantes. El tramo comprendido entre 0 y 20 años es de 13,50 mientras que la población mayor de 65 es 31,30, lo que indica un elevado envejecimiento.
La sangría demográfica que afectó al municipio llegó a ser alarmante en la segunda mitad del s. XX, debido al atractivo que ofrecían las zonas desarrolladas de España y la apertura de las fronteras europeas. En el municipio y en la mayoría de los de alrededor la población sigue siendo regresiva en la actualidad.
La mujer mantiene aún los roles tradicionales de ama de casa y trabaja en la economía sumergida, aunque su participación ciudadana es cada vez mayor, lo que est���� creando una nueva mentalidad y estilos de vida.
Según el Padrón Municipal, en El Valle residen empadronados más de 70 extranjeros procedentes de la Unión Europea, especialmente del Reino Unido. Su actividad profesional y modo de vida se centraliza en «la compraventa de vivienda, su restauración y a diversos trabajos de autónomos. Caminamos hacía un Valle multicultural y multiétnico que, sin duda, nos enriquecerá a todos.
Aunque la economía del municipio tiende a diversificarse, todavía las actividades agrarias ocupan un lugar relevante y contribuyen a la pluralidad de paisajes geográficos. Las zonas bajas de clima cálido, han sido ocupadas por los agrios que desde Béznar se extendieron a toda la comarca, dotando a su paisaje de una original belleza y colorido. Se cultivan asociados con los olivos, frecuentemente centenarios, que protegen a naranjos y limoneros de los fríos vientos del norte y los resguardan de las heladas.
Las tierras de secano se han dedicado tradicionalmente al cultivo extensivo de cereales, leguminosas y viñedo, que vuelven a tener cierta importancia depués de graves daños ocasionados por la filoxera en el s. XIX.
Desde hace décadas se está extendiendo en los secanos y laderas de los cerros el cultivo del almendro, que se adapta perfectamente a las condiciones climáticas y a la mayor parte de los suelos, eriales y zonas de matorral. Sus flores, que parecen competir con la blancura de la Sierra, ponen una nota de alegría y optimismo en los terrenos áridos de la comarca.
HISTORIA DEL MUNICIPIO
El municipio de El Valle, integrado por las localidad es de Restábal, Melegís y Saleres, no surge como tal hasta el 10 de Octubre de 1972, en que quedaron administrativamente unidos bajo un mismo consistorio que adoptó el nombre de El Valle, con sede en Restábal. Sin embargo el devenir histórico de estos tres pueblos ha corrido paralelo a lo largo de los siglos debido a su cercanía geográfica, al igual que con el resto de localidades de la comarca granadina del Valle de Lecrín.
Los datos conocidos a cerca de la historia de los tres núcleos de población que conforman el municipio del Valle, son bastante reducidos en sus etapas iniciales, por lo que suponemos aplicables a esta zona de la comarca los datos que avalan la presencia humana en estos periodos históricos, comunes a todo el Valle de Lecrín. Motivo que nos lleva a pensar en la presencia humana en nuestro municipio es su estratégica posición en la zona inferior del valle. Esto permite el asentamiento de grupos por la presencia de acuíferos y la fertilidad de sus tierras, auspiciado también por situarse en la vía de comunicación natural entre las comarcas de la Costa y la Vega. Posibles espacios de asentamiento prehistóricos pueden ser algunas cavidades rocosas existentes en la proximidades de recursos fluviales, caso de la conocida como “sartén de la reina” junto al barranco del Castillo, en el límite de Saleres y Restábal. Roma, en esta etapa de la provincia Bética radican el origen de la localidad de Saleres.
Íberos, fenicios y romanos pasaron por nuestra tierra, así lo atestiguan diversos y numerosos vestigios hallados, como las tegulae (tejas) y sigillatas encontradas en Saleres. De la misma época se puede datar la Acequia de los Arcos, acueducto que trae agua del río Grande desde Cónchar a Melegís; y el nombre de otra acequia, la del “Burgo”, puede tener su origen en el término latino “burgus”.
Los 800 años de presencia musulmana imprimieron a nuestros pueblos gran parte de su fisonomía agrícola y urbana. Los núcleos del Valle estaban incluidos en la Cora de Elvira, según algunos autores que describen el reino de Granda, de esta época datan las primeras referencias escritas. En esta época podemos encontrar el origen de los topónimos que dan nombre a Melegís y Saleres, y los trazados urbanos cuyos resabios permanecen un nuestras tres localidades, de un modo especial y casi inalterado en Saleres. En los últimos momentos del reino nazarí Melegís llegó a ostentar brevemente la capitalidad del mismo. Restos patentes son los restos del castillo de Restábal, en una estratégica ubicación que permitía el control visual de la zona junto a la torre-atalaya del Marchal, en Saleres. Herencia musulmana es el sistema de regadío mediante acequias para el riego por inundación, con un interesante trazado hídrico en progresivo desuso; así como el cultivo en “bancales” para un mayor aprovechamiento de las laderas donde se asientan estos pueblos. Los epígonos del reino nazarí vienen marcados por los continuos avatares históricos que tuvieron lugar, 1489 con la cesión de las posesiones del Zagas a los Reyes Católicos; 1490 Boabdil recupera las fortalezas del Valle de Lecrín excepto Mondújar; en 1491 se recuperan por las tropas cristianas capitaneadas por el marqués de Villena, destruyendo el castillo de Restábal, saqueando y quemando nueve poblaciones del bajo Valle, preludio de la conquista de la anexión del reino a la corona de Castilla.
La institución parroquial del Arzobispado de Granada en 1501, erigió en Restábal una de las tres parroquias matriz de la comarca, bajo el título de Santa María, con siete anejos a su cargo, cuatro beneficiados y cuatro sacristanes. Durante la Sublevación de los moriscos contra las estrictas medidas de Felipe II (1568), fueron quemadas las iglesias de los tres pueblos con los cristianos viejos que se hallaban atrincherados dentro. Restábal y Melegís se alzaron el 26 de Diciembre de 1568 y Saleres el 3 de Enero siguiente. A raíz de estos acontecimientos se recrudece la ofensiva cristiana, en Julio de 1569 los moriscos se refugian en la sierra de Restábal-Saleres, siendo descubiertos el día 25 por el capitán Céspedes al que dieron instantánea muerte, su cuerpo fue enterrado días después en la iglesia de Restábal. En Noviembre 1570 se lleva a cabo la definitiva expulsión de los moriscos, con una merma importante en la población de las alquerías, que fueron repobladas de nuevo por cristianos del resto de la Península.
Las crónicas de los siglos XVII y XVIII hablan de estos pueblos como “lugares”, denominación intermedia entre aldea y villa. A inicios del XVII, 1616, los pueblos fueron de nuevo saqueados, esta vez por las milicias de la ciudad de Granada, que camino de la costa fueron avisados en Restábal y Béznar de su repliegue. Importante merma sufrió la población tras las epidemias de 1632 y 1649. Desde el punto de vista religioso, a finales del siglo XVII se instituyen las cofradías del Santísimo Sacramento en Melegís (1696) y Restábal (1698). Organizaciones que realizaron una importante labor social entre la población.
En el siglo XVIII, el Valle de Lecrín destaca por su adscripción a la dinastía borbónica en la Guerra de Sucesión, así lo relata la inscripción que la iglesia de Melegís luce en su portada principal, alusiva a Felipe V. Diversos son los estudios que desde finales de la centuria anterior y la que tratamos, aportan datos sobre estas localidades, coincidiendo todas con la de Pascual Madoz; Restábal y Melegís, contaban en 1851 con escuela, pósito de grano y fuente para abastecer a la población, además de torre y cárcel en la primera. La Navidad de 1884 quedó marcada por el feroz terremoto de Alhama. En 1885 una epidemia de cólera invadió los tres núcleos entre agosto y septiembre, causando un total de 31 fallecidos.
Entre 1906 y 1910 llega la carretera a Melegís y Restábal, con los respectivos puentes de paso, denominados de los Hijones, río Melegís, y Restábal, amén de otros de menor envergadura camino de Pinos del Valle. El 25 de Abril 1908 se inauguró la Central Eléctrica de San Antonio, en terrenos de Melegís, cerca del Cortijo de Budas. Abastecía a los pueblos del Valle bajo, Lecrín y Cónchar. La central se conocía como “Fábrica de la luz” y el embovedado del río para su uso “el canal”. Toda esta arquitectura hidráulica quedó sumida bajo las aguas de la Presa de Béznar. Dos años después, el 10 de mayo inicia su andadura la conexión Granada-Restábal-Pinos del Valle, en carruaje góndola. La Guerra Civil (1936-1939) se saldó con un total de víctimas, quedando el municipio bajo las tropas nacionales, siendo la sierra espacio fronterizo. En torno a 1757 se produce la llegada de la conexión telefónica de los pueblos del Valle, con centralita única en cada localidad. La Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos de Melegís, con homónimas en los demás pueblos, tuvo su fundación en 1960, canalizando la organización agrícola y ganadera de la zona, y siendo germen de las actuales comunidades de regantes. Destacado momento supuso la fusión de los tres pueblos en 1972. Entres 1977 y 1985 se realizaron las obras del Embalse de Béznar, que inicia en terrenos de Restábal y Melegís abasteciéndose de los ríos homónimos.
Ya en las décadas recientes la evolución de los pueblos ha sido notable, si bien la densidad de población ha disminuido. Destaca la dotación de nuevos servicios y acondicionamiento de comunicaciones. A finales de los noventa se levantaron las casas de la cultura del municipio. Desde 2002 ostenta escudo propio, compuesto de un campo de azur con cruz flordelisada en gules de Calatrava, en el primer cuartel; en el segundo, en campo de sinople, tres llaves de plata, todo timbrado por corona real, puesto que son pueblos que pertenecieron siempre a la Corona española. Los elementos que recoge son compendio de la heráldica que podemos encontrar en sus calles, siempre en alusión directa a las tres poblaciones.
Atendiendo a los datos conocidos sobre la evolución demográfica de los tres núcleos de población del Valle desde mediados del siglo XVIII, denotamos constantes variaciones durante el siglo XIX. Sufre un nuevo ascenso hasta alcanzar su mayor cotaen los años centrales del siglo XX, iniciando de nuevo un declive que se mantiene hasta nuestros días con cierta estabilidad.